viernes, 3 de octubre de 2008

notas de lector de las crónicas

Operación jaja

“Reírse incrementa el latido cardiaco y la tolerancia al dolor, acelera el pulso, masajea los órganos internos y defiende al organismo de enfermedades respiratorias.
La universidad de California publicó un estudio en el que un grupo de pacientes que miró un video de humor durante una hora producía menos hormonas de estrés y mostraba niveles mas bajos de tensión, depresión, enojo, fatiga y confusión.”
Resulta un tanto sorprende creer que personas trabajan de su risa, que puede tener valor monetario aquello que lo vemos como algo incorporado al ser humano, eso que nos diferencia de los animales y que tan bien los hace sentir.
Haber leído “operación jaja” me hizo “desmesurar” una tira cómica y saber que aquello que escuchamos por naturalidad y que sentimos que está impregnado con los personajes que podemos observar, tiene un nombre: “La Clac” y que sin pensarlo son quienes muchas veces nos invitan a reírnos con ellos cuando los escuchamos.

Un día en la vida de pepita la pistolera

Al leer la crónica de Cristian Alarcón sobre Margarita Di Tullio se guarda en mi cabeza una especie de pensamiento, una reflexión, parecería que habláramos de una actriz de cine, de esas mujeres que su vida es como un volcán y por lo tanto no las tomamos como reales.
Peleas, robo y asesinatos son algunos de los ingredientes de la vida de pepita la pistolera, una madama de prostíbulos marplatenses, e incriminada como autora intelectual del caso Cabezas. Algo casi imposible pero real en la vida de una mujer.

En campaña con Duhalde y Ortega

“¿Si esto no es el pueblo, el pueblo dónde está?”
El tres de la esperanza recorre 111 pueblos del interior desde Jujuy hasta Buenos Aires, con el fin de promocionar la candidatura de Duhalde y Ortega.
El problema se encuentra en que, como todos, vemos lo que sucede en nuestro país, vemos la pobreza que estos pueblo padecen. Pero con ver, con mostrarse no hacemos nada.
Duhalde y Ortega como muchos (por no decir todos) los que pueden tener o tienen acceso a la política solo vieron, ven y verán pero no se dieron cuenta- o no quisieron darse cuenta- que con los ojos se mira, pero con las manos es con que hace.

Las hermanas satánicas

Dicen que del odio al amor hay un solo paso, pero Silvina Vázquez no sentía odio por su padre, creyó que el, Juan Carlos Vázquez, llevaba un demonio dentro y eso basto para acecinarlo de 10 cuchillazos.
Hoy en día no nos resulta extraño-lamentablemente-que alguien sienta el poder de matar a otro. Pero, ¿realmente tenemos ese permiso? . Creo que no cabe en la cabeza de muchos que esto pueda suceder, a la mayoría nos resulta inexplicable que el ser humano se sienta capaz de quitarle la vida a otro. No hay religión, ni traición, ni engaño o locura que pueda algún día justificar este acto.



El caso Pobrete: La fuerza del cariño

El caso del golpe militar y las consecuencias que este hecho produjo dejan un lugar importante en todos los que hoy podemos retroceder y enterarnos de las vidas de aquellos que lo padecieron..
Todos alguna vez nos creemos dueños de la verdad y tenemos (o creemos tener) el derecho de señalar con el dedo sin darnos cuenta que ponerse en el lugar del otro no es tarea fácil.
Así como Claudia Pobrete encontró a su familia biológica, luego de estar desaparecida más de 20 años, y a pesar de ese milagroso reencuentro opto por continuar con sus padres que la habían apropiado.
Nadie es capaz de juzgarla ni tener el lugar de decir que esta equivocada ya que sólo ella transito por ese camino y solo ella vivió en carne propia su propia vida.
Es shokeante para su familia biológica la decisión de Claudia pero como dijo Buscadita: “si mi hijo Pepe estaría acá la entendía mas que nadie” y es eso lo que al fin y al cabo vale, ya que después de todo, Pepe Pobrete fue líder para muchos y el padre de sangre de Claudia.

Shikeads antifascistas: el lado rojo de la fuerza

Shinkeads, floggers, emos, hippie, etc. Son tribus urbanas, algunos con alguna ideología, otros no, con distintas formas de lucir, de actuar, de hablar e intereses no compartidos. Algunos peligrosos, otros incapaces de luchar contra otro.
Sin tribus que nacen en los adolescentes cuando uno esta en busca de un motivo, de un camino, de un pensamiento que lo caracterice, en busca de sí mismos.
Pero esta etapa, para la mayoría tiene un principio y un fin. No solemos ver a un abuelo shinkead, no aún.


A caballo de la fe

“Acá hay de todo: peronistas, radicales, tradicionalistas y peones de campo. No hay diferencias sociales ni de raza ni de religión. Nos une la pasión por el caballo y por una historia común. Pero fijáte algo, los mas pobres son los que menos sobreactúan”.
Los hombres dejan de lado sus diferencias, las discusiones sobre economía y el fútbol. Están en esa caravana por un motivo en común: llegar a donde esta el santuario de la difunta Correa. Una mujer que demostró ser la reivindicación del amor matrimonial frente al atropello por parte del ejército, ese es su significado profundo, el de una mujer que murió en busca de su marido y a la que al día de hoy se acercan montones de personas a pedirles su petición.

A R M E N I A


1994, Argentina. Jorge Karamanukian y un grupo de aproximadamente 40 adolescentes, también descendientes de armenios, experimentaban la enorme satisfacción de partir hacia Armenia. Jorge había sido elegido por estos alumnos de 5to año del Colegio San Gregorio del Iluminador, donde se desempeñaba como profesor desde hacía 20 años, para compartir esta experiencia: Conocer la Armenia soñada, esperada y añorada por todos aquellos que poseían y poseen el gran júbilo de su recuperación.
Al bajar del avión de la línea Armenia Airlines y pisar tierra en Yereban, lo cual sólo era posible fuera del mundo de los sueños desde hacía muy pocos años, y sólo a través de sueños se lograba un transparente contacto, experimentaron la profunda emoción que sólo es capaz de sentir aquel que añora a Armenia en su sangre.
Jorge marcaba sus pasos sobre la calle Dikran sintiendo el aroma de la Arisa (comida típica armenia). En sus oídos resonaba una frase, eje de un diálogo entre su bisabuela y su abuela, Lusín, que esta última le contaba cuando él era pequeño: “Dejaremos la comida calentándose sobre las brasas porque nos han convocado a la plaza central, ya que deben decirnos algo”.
Abril 1915, Armenia. Lusín estaba en su casa con su mamá, quien preparaba Arisa para el almuerzo, cuando esta frase marcó el comienzo de una vorágine de horror que ni el adulto más macabro hubiera logrado imaginar. Durante años recordó la imagen de aquellos hombres colgados en la plaza. No lo entendía; por suerte a los 6 años era aún muy pequeña para comprenderlo.
Con la promesa de trasladarlos a un lugar mejor, fueron llevándolos en caravana hacia el desierto. Fue una marcha interminable, en la cual innumerables seres humanos armenios, además de ser despojados de sus pocas pertenencias, fueron sometidos a golpes, violaciones, hambre, sed. Muchos iban encontrando la muerte, mientras los demás eran plenamente conscientes de lo poco que podía quedarles de vida.

Jorge y toda la camada de adolescentes que iban a su lado quedaron sorprendidos de lo alagados que estaban siendo por los habitantes de armenia. Les ofrecían un banquete de innumerables patos típicos, les ofrecían comida, vivienda, les ofrecían todo lo que pudieran darles. Estaban sorprendidos ellos también, estaban viviendo un sueño que jamás imaginaron que vivirían. Después de el genocidio aun habían armenios en distintas partes del mundo, aun se hablaba el idioma, aun se peleaba por su recuperación.
El crepúsculo que se formaba anunciando la noche acompañaba incansablemente a esas almas encadenadas, rápidamente y casi sin pensarlo Lusín y su madre logran escapar y correr hacia los establos de los campesinos turcos que las atendían con un yougurth y un pedazo de pan árabe y también les daban hospedaje al lado de las vacas y las ovejas. Y así fue como recorrieron casa tras casa, escapando todas las noches hasta llegar a la capital de Turquía. Fue en ese momento donde Lusín y su madre se separaron. La pequeña quedo a cargo de una familia amiga para que la cuidara, pero al enfermarse no les era útil para los servicios domésticos de la casa por lo que tuvo que hacer reposo hasta recuperarse y luego se la devolvieron a su madre.
Jorge agacha la mirada en mitad de los festejos por la llegada de descendientes de armenios y piensa: “que suerte que tuvo Lusín de que la familia haya sido amiga, sino seria llevada como tantas otras armenia al Harem donde probablemente quedaría allí de por vida”.
Lusín viajó con menos de 18 años a América para encontrarse con su futuro marido el que había sido asignado previamente y del que sólo conocía de él su imagen en una fotografía. Buenos Aires sería su próximo destino para continuar con su vida.
Está estimado que un millón y medio de Armenios fueron exterminados entre 1915 y 1923. La población armenia del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial era de aproximadamente dos millones. Más de un millón fueron deportados en 1915. Cientos de miles fueron masacrados en el acto. Muchos otros murieron por inanición y epidemias que arrasaban en los campos de concentración. Entre los armenios que vivían en la periferia del Imperio Otomano, muchos escaparon al destino de sus compatriotas de las provincias centrales de Turquía. Más de diez mil armenios en el este de Turquía escaparon a la frontera con Rusia llevando una vida precaria como refugiados. La mayoría de los armenios residentes en Constantinopla, la capital de Turquía, fueron deportados. En 1918 el régimen de los Jóvenes Turcos llevó a cabo una guerra en los Cáucasos donde aproximadamente 1.800.000 Armenios vivían bajo la dominación de Rusia. Las fuerzas Otomanas avanzaron por el este de Armenia y Azerbaiján donde también se estaban llevando a cabo masacres sistemáticas contra el pueblo Armenio. Las expulsiones y masacres realizadas por los Turcos Nacionalistas entre 1920 y 1923 sumaron cientos de miles de nuevas victimas. Para 1923 las tierras de Asia Menor y la histórica Armenia del oeste, fue expugnada de la totalidad de su población Armenia. La destrucción de las comunidades Armenias en esta parte del mundo fue total.
Hoy en día, las familias armenias se reúnen en distintas partes del mundo, se respeta el día 24 de abril de cada año y añora que se reconozca el genocidio armenio para que Turquía devuelva todas las tierras expropiadas, entre ellas el monte Ararat, monte que injustamente los armenios solo pueden acercarse a distancias lejanas y contemplarlo desde un largo trecho que los separa.