lunes, 7 de julio de 2008

Larga distancia

Al leer el relato de Martín Caparros me sentí mas afianzada a mi postura de que nadie puede llegar a ponerse totalmente en el lugar del otro y sentir lo que el de al lado puede llegar a sentir. Cada uno es dueño y responsable de su propia historia.
Un viaje suele contener una historia paralela a la que vivimos en la vida cotidiana. Cuando uno viaje, ya sea por cualquier tipo de razón, significa otro cuento dentro de nuestra historia de vida, significa un relato distinto dentro de nuestro diario de escritor. Cuando uno viaja se sumerge en una vida desconocida, en una vida por conocer y quién sabe con qué se irá a encontrar y quién sabe el final de nuestra historia antes de comenzar a escribir el principio, quién sabe qué significado tendrá ese viaje cuando llegue su final. Cada uno posee su propio punto de vista o historia en su propio viaje.
La reflexión de un viaje, entonces, no podrá ser juzgada por el otro, ya que la experiencia se torna propia e individualista, el viajero lleva consigo un fragmento paralelo en su historia, un fragmento imposible de explicar, un fragmento imposible de entenderlo del todo, un fragmento que sólo el propio protagonista conocerá por siempre cada detalle.

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