Te sientas con un cigarrillo sostenido por tus dedos, miras por mirar a aquel punto sin ningún porqué y es en ese instante donde las cosas casi sin querer comienzan a suceder. Te preguntas el sentido, te internas en tu propio delirio y finges importarte solo tú misma.
La mirada es cada vez más intensa, tan intensa que tus ojos ni siquiera parpadean.
Tu mente va formando una lista inmensa de quienes, sospechas, sienten algo por ti. Te preguntas quién de ellos llegará a sentirlo más que cualquiera, quien llorará, reirá y hasta actuará en tu nombre. Quien honrara tus actitudes, tus pasos, tu camino hecho y sin hacer.
Encuentras que de aquella lista sólo quedan unos pocos, y de aquellos pocos uno solo.
Crees que por fin eres la dueña de la razón absoluta, deseada, utópica y tan maldita.
Tu corazón comienza a palpitar velozmente y sientes que no faltará mucho para que se vuelque sobre la superficie a implorarte que lo dejes ser….
Sientes que tu mente se ha preparado durante mucho tiempo para este momento. Te proyecta imagines esperadas. Imagines que logran derramar unas cuantas de tus lágrimas. Imagines del pasado, del presente y del futuro como una composición real de lo verdadero.
No lo deseas más, sólo buscas encontrar la salida a ese agujero negro en el que tu misma te has metido.
De pronto aparece en tu alma aquella persona que resaltaba en tu lista.
El mundo parece encontrar una salida, la salida que no imaginabas, la salida que no buscabas. Una salida que se torna una segunda oportunidad.
Tu corazón no dejó de latir, las lágrimas aún caen y tus ojos parpadean unas cuantas veces, siguen viviendo.
Logras enfocar tu mirada hacia otro punto. Este punto es distinto al anterior, este punto es claro, seráfico, íntegro, más calmo.
Tu alma sale a gritarte que te quedes, que sepas buscar el otro punto, que tu corazón sea pacifico y que tus lagrimas caigan por una razón lógica.
Dejas caer el cigarrillo de tus manos y sales a llenarte del nuevo aire.
Encuentras el sentido, la vida.
La mirada es cada vez más intensa, tan intensa que tus ojos ni siquiera parpadean.
Tu mente va formando una lista inmensa de quienes, sospechas, sienten algo por ti. Te preguntas quién de ellos llegará a sentirlo más que cualquiera, quien llorará, reirá y hasta actuará en tu nombre. Quien honrara tus actitudes, tus pasos, tu camino hecho y sin hacer.
Encuentras que de aquella lista sólo quedan unos pocos, y de aquellos pocos uno solo.
Crees que por fin eres la dueña de la razón absoluta, deseada, utópica y tan maldita.
Tu corazón comienza a palpitar velozmente y sientes que no faltará mucho para que se vuelque sobre la superficie a implorarte que lo dejes ser….
Sientes que tu mente se ha preparado durante mucho tiempo para este momento. Te proyecta imagines esperadas. Imagines que logran derramar unas cuantas de tus lágrimas. Imagines del pasado, del presente y del futuro como una composición real de lo verdadero.
No lo deseas más, sólo buscas encontrar la salida a ese agujero negro en el que tu misma te has metido.
De pronto aparece en tu alma aquella persona que resaltaba en tu lista.
El mundo parece encontrar una salida, la salida que no imaginabas, la salida que no buscabas. Una salida que se torna una segunda oportunidad.
Tu corazón no dejó de latir, las lágrimas aún caen y tus ojos parpadean unas cuantas veces, siguen viviendo.
Logras enfocar tu mirada hacia otro punto. Este punto es distinto al anterior, este punto es claro, seráfico, íntegro, más calmo.
Tu alma sale a gritarte que te quedes, que sepas buscar el otro punto, que tu corazón sea pacifico y que tus lagrimas caigan por una razón lógica.
Dejas caer el cigarrillo de tus manos y sales a llenarte del nuevo aire.
Encuentras el sentido, la vida.
1 comentario:
no tengo tiempoooo... depues te dejo algun comentario que tenga algun interes o revista de algun sentido de tu blog. solo queria saber si llego estoo!
salud...!
nos vemos en el TP
me voy a buscar los 22 dedos a la vida!
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